Antonio Esteban Agüero nació en Piedra Blanca, en las proximidades de la ciudad de Merlo, Provincia de San Luis, Argentina, el 7 de febrero de 1917, y murió en la Ciudad de San Luis, el 18 de junio de 1970.
Fué maestro y un destacado poeta, prosista y escritor. Presidente del consejo provincial de educación, director de cultura, ministro de previsión social y educación, ministro de gobierno de San Luis, colaborador de La Prensa, Los Andes, Los Principios, La Nación, de Chile, El Comercio, de Perú, y las revistas argentinas El Hogar, Mundo Argentino, Vosotras, Ideas y Revista de San Luis. Autor de “Un hombre dice su pequeño país”, “Cantata del abuelo algarrobo”, “Romancero aldeano”, “Pastorales”, “Canciones para la voz humana”.
La infancia del poeta transcurrió en medio de un entorno natural prodigioso y cautivador, responsable de sus primeras narraciones. Sus relatos, en la autobiografía de “La verde memoria” nos enamoran, ya que cualquier niño puntano se siente identificado con el descubrimiento de la naturaleza y la poesía.
“Todo fue como una fiesta: el mundo y sus muchedumbres de cosas; la vida y su mar de criaturas. Todo fiesta; hasta el dolor y la muerte fiesta y goce. Y así desde que era muy niño. Nunca tuve necesidad de juguetes comprados, ¿para qué?, si ahí delante de los ojos tenía el arroyo, las altas y profundas alamedas con pájaros, el maizal, los huertos, los sembrados,n las sierras”.
“Me place recordarme niño, el niño que yo era entonces, un pequeño y ágil pastor de mariposas y de pájaros. Cuya persona apenas si alcanzaba a proyectar una menuda sombra sobre la tierra, bajo el sol de verano, y sobre cuya cabeza cubierta de bucles rubios pasaban lentamente las nubes”.
La Niñez. Obras Completas. Tomo 3, pág. 87 y 177.
El 18 de septiembre de 1949, nuestro poeta puntano publicó la Primera Parte de la “Cantata del Abuelo Algarrobo” en el Diario La Prensa, de Bs As. Esto permitió que los turistas se acercaran a conocer el majestuoso y añejo árbol.
Esta notoriedad colaboró en el reconocimiento, a nivel nacional e internacional, de nuestra Villa de Merlo, atrayendo también a fotógrafos, artistas plásticos, periodistas y escritores, entre otros.
“Padre y Señor del Bosque,
Abuelo de barbas vegetales,
Yo quisiera mi canto como torre
para poder alzarla en tu homenaje;
no el canto pequeño de la flauta
dulce, delgado, suave,
la de cantar la rosa y la muchacha,
sino el canto del mar; un canto grave,
con olores de vida y con el pulso
musical y viviente de la sangre.”
Fragmento de la Cantata del Abuelo Algarrobo.
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